A los seis meses de vida, las guaguas empiezan con una “alimentación complementaria” que consiste en que se comienzan a comer alimentos sólidos hechos papillas o purés, lo cual se combina con la alimentación de la leche materna. Según lo reportado por El Mercurio, la técnica conocida como Baby-led Weaning (destete dirigido por las guaguas), que se ha popularizado a través de Facebook, rompe las reglas y sostiene que los niños no pasen por el paso de las papillas y pasen de tomar leche a comer directamente alimentos sólidos, como trozos de verduras, frutas o carnes.

La idea es que la guagua saboreen los mismos alimentos (sanos) que come el resto de la familia y que se los lleven a la boca con las manos para que ellos pongan el límite de hasta dónde comer. La nutricionista de origen inglés, Gill Rapley, quien es una de las propulsoras del término, explica que la idea de esto es que la transición de leche a sólidos sea realizada por el mismo niño y que tenga la posibilidad de conocer otras texturas.

Una de las madres que lo ha implementando es Ilana Raglanti cuando su hija tenía siete meses y medio. “Partí entregándole trocitos de tomate y plátano. Mi plan no era destetarla inmediatamente, sino hacerlo de una forma autoguiada, acostumbrándola a los alimentos desde temprano”. Su hija ahora tiene un año y ocho meses, ya puede sentarse a comer sola y le gustan todos los alimentos, expresa Ilana. Expertos La pediatría o sociedades médicas todavía debaten sobre la función del Baby-led Weaning .

En países como España ya han incluido el método en sus libros, pero en Chile esta aún no está aprobada por la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe). A pesar de que el presidente de la Sochipe, Humberto Soriano, dice que esta es una técnica a la que “hay que estar atento”, y sostiene que tiene características que la hacen “rescatable”, como hacer que los niños tomen la comida con los dedos.

“Esto estimula la motricidad fina y su capacidad de decidir qué llevarse a la boca, además de permitirle conocer diferentes texturas o sabores”, indica Soriano. Por su parte, la pediatra Catalina le Roy, especialista en nutrición clínica y académica de la U. Católica, cree que es un sistema complejo y que necesita educación. “Hay estudios en que se ha visto que algunos de estos niños (alimentados bajo Baby-led Weaning) tenían mayor riesgo de presentar bajo peso, porque no comían suficientes sólidos y se describe que poseen menos ingesta de hierro”, sostiene.

La doctora cree que junto con esto se necesita el apoyo de un especialista. Por otro lado, el pediatra José Miguel Peláez, de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Santa María, cree que el método puede usarse complementariamente con las papillas. “Aplicarlo desde los seis meses puede ser muy precoz. No todos los niños llegan con el mismo grado de madurez a esa edad. Pero, al mismo tiempo, se ven niños que a los ocho ya pueden comer comida picada y deglutirla perfectamente”, señala.

Sobre los riesgos, dice que ha tenido casos de niños que aspiran maní y almendras y que deben hospitalizarse. “Creo que si uno va a optar por este tipo de alimentación, tiene que ser complementaria, solo con alimentos que sean blandos, fácilmente digeribles por el niño, que se disuelvan fácilmente en la boca”. Desde la Sochipe sugieren no dar zanahoria, semillas, frutos secos o frutas con hueso. Son adecuados aquellos blandos que pueden ser aplastados con la lengua y el paladar.

Fuente: Emol.com